
No vamos a hacer mayores comentarios sobre estas maniobras poco profesionales del premiado periodista Nelson Castro. Simplemente nos vamos a dedicar a coleccionarlas y hacerlas públicas, porque en algún lado tienen que quedar.
Esta vez pertenecen a su nota Ahora, la impunidad publicada en Perfil, el diario que publica cualquier cosa. El título de la nota, antes que una opinión sobre la realidad, parece un anticipo del estilo con que fue redactada.
Ahí va el nuevo resumen de la Colección Castro y sus fantasmales fuentes de información:
“Vamos, vamos, terminemos esto y votemos pronto que se viene la Navidad”, de un senador del oficialismo total y absolutamente indiferente al debate del escandaloso proyecto de ley de blanqueo de capitales.
— “¿Por qué no conceden algunos de los puntos que están proponiendo varios opositores para facilitar el pasaje de la ley?”
— “Creeme que si por muchos de nosotros fuera, lo haríamos de mil amores; pero ocurre que tenemos la orden tajante de Néstor de que a este proyecto no se le toque ni una coma”. Diálogo mantenido entre un funcionario de las cercanías de la vicepresidencia y un senador del Frente para la Victoria.
“No teníamos más remedio que ir aun cuando sabíamos que mucho de lo que se iba a presentar como un anuncio era, en realidad, obra ya contemplada en anteriores presupuestos”, se sinceraba un empresario al que las cámaras de televisión mostraron aplaudiendo con pretendido entusiasmo al final del discurso de la Dra. Fernández de Kirchner.
“Imposible hacerle entender a Néstor lo malo que es eso para la Presidenta y para los que queremos trabajar en la recomposición de la imagen de Cristina. Además, cada vez que le da un palo, la figura de Cobos crece”, confesaba con amargura y desencanto un funcionario del Gobierno que estuvo en La Plata.
“Sergio se mata para generar hechos con el objetivo de mejorar la imagen de Cristina y después viene Néstor y te tira todo abajo en un minuto. Es tremendo”, confesaba alguien cercano al jefe de Gabinete quien se fue muy disgustado del Teatro Argentino de La Plata.
“Néstor sabe que a “massita” – a quien él hizo en el cargo– estas cosas no le gustan. Igual, a Néstor eso no le importa nada”, reconocía, a la vera de una piscina, alguien que habita los pasillos del poder.
No puedo no hacer ningún comentario. Porque Nelson Castro, como tantos otros sinvergüenzas devenidos en personajes públicos correctos, me importa muy poco. Pero debo confesar que, como laburante comprendido por el Estatuto del Periodista y afiliado a un sindicato de prensa, estas cosas me dan mucha vergüenza.
Hay estudiantes de periodismo y periodistas muy jóvenes que se rompen el alma produciendo notas y se quieren morir cuando les falla el grabador ante una declaración más o menos importante. Y no cobran ni el 2 por ciento de lo que debe levantar este chanta, quien no tiene ningún pudor en poner en boca de anónimos declaraciones que serían titular de cualquier medio serio... si fueran ciertas.